Puedes pasarte días pensando qué llevar en la mochila, haciendo listas para que nada se te olvide y, después, fallar en otras cosas más esenciales que no has tenido en cuenta.
La primera parte, la de la mochila, te la solucionamos ya hace varias semanas en el Blog. La segunda, venimos a advertirte hoy.
Vamos a enumerarte algunos consejos que nos ha dado la experiencia de todos estos años y el trato diario con todos los peregrinos que se han alojado en nuestros albergues y nos han contado su experiencia.
Antes de empezar el listado, quiero recordarte que puedes reservar tanto en el Albergue Seminario Menor de Santiago como en el Monasterio de La Magdalena en Sarria a través de nuestra web con el mejor precio garantizado y opción de cancelación sin coste hasta 24 horas antes de tu llegada.
Ahora sí, vamos con los consejos:
– No comas demasiado. Sí, el camino cansa y, probablemente cuando te sientes a comer tengas bastante apetito. Trata de controlar y no llenarte demasiado, pues puede pasarte factura y no descansar bien o ir demasiado pesado el resto de la etapa.
-Aunque seas de los que prefiere “un ratito más”, es mejor madrugar y acabar antes las etapas, que posponerlo demasiado. Quizá seas capaz así de acabar antes de sentarte a disfrutar de una buena comida. Además, evitarás las horas de más calor y, en los días más cortos, que se ponga el sol y te pille a mitad de camino.
–No lleves demasiada ropa en la mochila. Antes de salir creerás que todo es esencial, pero te recomendamos que cambies la visión y pienses que todo pesa. Lleva lo esencial. En los albergues encontrarás lavadora en la que que lavar la ropa.
-No olvides hidratarte bien. Es importantísimo para no perder la energía y evitar deshidratarte. Sobre todo en las épocas de más calor.
-Una de las cosas a la que más importancia has de darle es al calzado. No se te ocurra estrenar calzado en el camino. Fracaso seguro. Lleva unas zapatillas que sepas que te resultan cómodas y con las que hayas entrenado previamente si no quieres acabar con rozaduras y ampollas inesperadas.
– La protección solar será una de tus mejores aliadas. No olvides echarte varias veces al día, incluso en invierno y cuando las nubes tapen el sol.
–Estira los músculos antes y después de cada etapa. Prepárate como si fueras a hacer cualquier otro entrenamiento. Las agujetas del día siguiente seguirán estando, pero evitarás muchas lesiones con esta práctica esencial.
-Por último, solo podemos decirte que disfrutes del camino. Disfruta cada etapa, cada persona que conozcas, cada pueblo que pises, cada paisaje que observes. Disfruta de esta maravilla y vívela. La satisfacción que sentirás al llegar a tu destino solo la sabrás tú.
¡Buen Camino, peregrino!