Cuando recorremos el Camino de Santiago no solo caminamos y disfrutamos del paisaje, sino que además nos enriquecemos con la cultura, arte, arquitectura y, cómo no, con las leyendas que lo rodean. Por este motivo, en ALBERGUES DEL CAMINO, vamos a contarte algunas de las leyendas más populares sobre la Ruta Jacobea ¡Vamos allá!
La leyenda del asno del Apóstol
Cuenta la leyenda que un matrimonio francés y sus dos hijos, se encontraban tan cansados que pararon a descansar en un hostal de Pamplona para recobrar fuerzas y continuar al día siguiente su camino hasta la Catedral de Santiago.
Durante la noche, la madre cayó gravemente enferma por lo que tuvieron que quedarse mucho más tiempo del que tenían pensado.
Tras una larga estancia en el hostal, la madre fallece.
Cuando el hombre y sus hijos deciden retomar la peregrinación a Santiago, el dueño del hostal les pide que paguen una gran suma de dinero por haber estado tanto tiempo habitando allí. Como la familia no tiene dinero, entregan su asno como forma de pago y siguen su andadura.
Mientras recorren el camino hacia la Catedral de Santiago, la familia se reúne para rezar y pedir ayuda al Apóstol. Días después, se cruzan con un anciano que les entrega un pollino para ayudarles en las etapas más duras.
Finalmente, cuando llegan a Santiago, el padre tiene una visión con la cual descubre que el anciano que le entregó días antes el animal era el Apóstol Santiago.
Una vez en el camino de vuelta a casa, la familia cruza por delante del mismo hostal en el que la mujer había fallecido. Allí descubren que el dueño del hostal había fallecido en un accidente y que la gente del pueblo decía que era causa de un castigo divino.
La leyenda del gallo y la gallina
Un joven alemán de 18 años, Hugonell, se encontraba realizando el Camino de Santiago junto a sus padres.
Al llegar a Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) se hospedan en un mesón y la hija del posadero se enamora locamente del joven. Al no ser correspondida decide vengarse ocultando una copa de plata en el equipaje del joven para denunciarle por robo.
Cuando éste abandona la ciudad la muchacha denuncia el robo. Al ser capturado, se encuentra la copa entre sus pertenencias y lo condenan a la horca.
Al día siguiente, sus padres, antes de emprender el viaje, van a ver el cuerpo de su hijo, quien sorprendentemente estaba vivo y les dice: “El bienaventurado Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida contra el riguroso cordel… dad cuenta de este prodigio”.
Llenos de felicidad, los padres se acercan al corregidor de la ciudad para contarle este milagro. Sin embargo, este se burla de ellos y les dice que su hijo está tan vivo como el gallo y la gallina asados que están a punto de comer. Tras este comentario, ambas aves recuperar sus plumas y se ponen a cacarear, para dar con ello credibilidad al milagro.
La leyenda del peregrino fantasma
Esta leyenda es una de las más curiosas y está directamente relacionada con la Catedral de Santiago. Cuenta el romance entre un clérigo y una monja del convento de San Pelayo. El clérigo cruzaba todas las noches un estrecho pasadizo que unía el convento con la Catedral, para reunirse con su enamorada. Este pasadizo se encontraba debajo de la Plaza de la Quintana.
Cansado de vivir en la clandestinidad, un día el sacerdote le propuso a la monja quedar a media noche en la plaza para fugarse juntos y no volver jamás. Ataviado con una túnica de peregrino, el sacerdote esperó horas y horas a su amada en la plaza, pero esta nunca llegó. Cuenta la leyenda que desde entonces todas las noches el clérigo la espera en el mismo lugar como alma errante.
Lo más curioso de esta historia es que todas las noches cuando se enciende las luces en la fachada de la Plaza de la Quintana se proyecta una sombra, la cual dibuja la forma de un peregrino ataviado con un sombrero de ala ancha, bastón, calabaza y capa. ¿Qué crees? ¿Seguirá esperando el sacerdote por su amada?
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